Cómo Ayudar a Los Niños a Lidiar con La Ansiedad Situacional

Mom comforting sad teenage daughter

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Topics: Anxiety, En Español, Stress

La ansiedad es la forma en que los humanos hemos evolucionado para protegernos.

En situaciones amenazadoras, nuestros cerebros desencadenan una serie de respuestas que resultan en una elevación del ritmo cardíaco, sudoración, temblores, hiperventilación y miedo intenso, todo con el propósito de prepararnos para el peligro. Esta es la base de la ansiedad apropiada y adaptativa. Pero cuando este tipo de respuesta de “peligro” ocurre en un grado suficiente como para interferir significativamente con el funcionamiento social, académico o recreativo de un niño o adolescente, es cuando la identificamos como un trastorno psiquiátrico. También hay ejemplos en los cuales cuando la ansiedad no figura como un trastorno oficial, pero puede ser perjudicial para la vida cotidiana.

Veamos lo que se ha llamado “ansiedad situacional”.

¿Qué es La Ansiedad Situacional?

La ansiedad situacional es una reacción normal a un evento adverso en nuestras vidas. Típicamente, es una respuesta a algo inesperado o impactante, que crea dificultades repentinas o preocupaciones excesivas sobre cómo este evento podría afectar negativamente nuestras vidas; a menudo está relacionado con una sensación de sentirse fuera de control. La ansiedad situacional puede afectar a nuestros hijos, interrumpiendo sus rutinas y perjudicando el sueño, ejercicio, estudios y vida social.

Algunos ejemplos de eventos que conmueven a nuestros hijos incluyen: desastres naturales (huracanes, deslizamientos de lodo, incendios forestales), crisis de salud pública, tiroteos masivos, acoso cibernético o una muerte o pérdida repentina.

¿Cómo reconoceré la ansiedad situacional en mi hijo o adolescente?

En general, la ansiedad puede identidicarse por medio de uno o más de los siguientes síntomas.

Los siguientes síntomas son típicos en los ataques de pánico:

  • Ritmo cardiaco elevado
  • Hiperventilación y falta de aliento
  • Mareos o desmayos
  • Sudores
  • Caminar/moverse constantemente
  • Rubor o “ponerse rojo”

Los niños también pueden presentar otros signos de ansiedad:

  • Fatiga
  • Irritabilidad o berrinches en niños pequeños
  • Aislamiento
  • Poco apetito
  • Dormir mal
  • Quejas físicas: dolores de cabeza, dolor de estómago, dolor en el pecho
  • Responder verbalmente menos cuando uno les habla
  • Expresiones de preocupación

Si se trata de un problema de ansiedad situacional, es probable que usted también note un cambio repentino en el comportamiento de su hijo/hija con comportamientos anormales para su hijo/hija.

Cómo Ayudar a Sobrellevar El Estrés de Niños/as y Adolescentes: Consejos Para Padres

1. Si La Situación También Le Está Afectando a Usted como Padre, Cuídese

Todos estamos sacudidos por noticias repentinas, inesperadas y, a veces, devastadoras. Muchas personas están profundamente preocupadas por el cambio climático, los desastres naturales o los tiroteos masivos. Recuerde que la ansiedad es “contagiosa” y sus hijos percibirán sus reacciones emocionales. La forma más efectiva de ayudarlos es mantener la calma. Aquí hay algunas formas en que puede ayudar a disminuir su propia ansiedad:

  • Hable con la gente en su vida que le apoyan, como su esposo o esposa, pareja, amigo o pariente. Hablar sobre sus preocupaciones es una excelente manera de disminuir la ansiedad.
  • Cuide su salud física, incluyendo el sueño reparador y el ejercicio.
  • Use los métodos que haya encontrado mas útiles para reducir su propia ansiedad, como yoga, meditación, oración, escuchar música, leer, escribir en un diario o mirar un buen programa de televisión.

2. Inicie Conversaciones

Muchas veces, su hijo no se acercará a usted con ansiedad o inquietudes. Esto puede deberse a que se siente avergonzado, preocupado de que al hablar las cosas empeoren o de que le agobie a usted como padre. Si nota un cambio en el comportamiento de su hijo/a, no hay nada malo en decir: “He notado que no has sido tú mismo últimamente. ¿Hay algo que te preocupa?” Luego, siga con preguntas abiertas, que le permitan responder con algo más que “Sí”, “No” o “Nada”. El objetivo de las preguntas abiertas es obtener más detalles que le permitan explorar lo que está sucediendo. Ejemplos incluyen:

  • ¿Qué te preocupa?
  • ¿Puedes contarme sobre tus preocupaciones?
  • ¿Cómo te sientes?

3. Tome en Cuenta El Desarrollo

Los niños/as en edad escolar (de 7 a 12 años) tienen distintas ansiedades comparados con adolescentes (de 13 a 18 años) o adulto joven.

Los niños/as más pequeños están más preocupados por las rutinas y actividades diarias. También tienden a ver el mundo en términos concretos, en blanco y negro. A menudo necesitan explicaciones simples sobre lo que está sucediendo y una declaración clara de que usted, el padre, madre, o adulto que le cuida, estará allí para protegerlo/a. No necesitan estar inundados de noticias e información. Para ellos, es mejor apagar la televisión y los medios digitales.

Los adolescentes y los adultos jóvenes piensan con más complejidad. Pueden ver más allá del aquí y ahora, y pueden preocuparse por el impacto de una situación en su vida en las próximas semanas o incluso en los próximos años. Pueden estar preocupados por el efecto de una situación en su familia, por sus amigos, su comunidad o incluso los cambios climáticos. Puede ser útil sentarse con ellos frente al televisor o la computadora y aprender juntos sobre la situación en las noticias. O si se trata de un evento local, como el ciberacoso o una muerte súbita, mantenga una conversación en profundidad sobre lo que ha estado sucediendo. Los niños mayores y los adultos jóvenes necesitan procesar una situación, y esto se hace mejor a través de la conversación.

4. Valide Sus Sentimientos y Preocupaciones

Los niños de todas las edades necesitan saber que usted toma en serio su ansiedad y reconoce cuánto significa para ellos. Ya sea racional o irracional, es la realidad de lo que su hijo siente y piensa. Intente descubrir sus sentimientos y preocupaciones, y hágales saber que comprende y aprecia lo que sienten. Luego, puede conversar sobre la situación de una manera que pueda ayudar a reducir su ansiedad.

5. Fomente el Apoyo de Pares

Los niños, especialmente los adolescentes y adultos jóvenes con ansiedad situacional, a menudo quieren hablar con sus amigos sobre sus preocupaciones. Se ha demostrado que el apoyo de pares es muy útil para controlar la ansiedad, y a menudo se logra mejor bajo la supervisión de un adulto de confianza, para que la conversación no se intensifique y aumente la ansiedad. Pregúntele a su hijo si le gustaría hablar con sus amigos y un adulto de confianza. Luego, considere qué adulto podría brindar mejor orientación. Puede ser usted o su esposo/a, un maestro preferido, entrenador, líder comunitario o miembro de su comunidad espiritual.

6. Ayude a Identificar Actividades de Autocuidado

Tanto los niños como los adultos se benefician de actividades que promueven la resiliencia y el bienestar. Esto incluye dormir bien y hacer ejercicio. Para todos nosotros, una variedad de actividades pueden ser útiles, como las mencionadas anteriormente para los padres. El Centro Clay tiene videos sobre el autocuidado para la escuela intermedia, la escuela secundaria y la universidad junto con una colección de herramientas que se puede usar en casa o en la escuela para facilitar la conversación.

7. Proporcione Perspectiva y Tranquilidad

Todos los niños/as necesitan saber que no importa la situación, hay formas de enfrentar el desafío. Para cualquier situación particular, una estrategia puede ser naturalmente mejor que otra, pero en general queremos ayudarlos a sentirse seguros de que se puede hacer algo. A menudo es útil pensar en una historia familiar en la que se superaron dificultades significativas: “¿Recuerdas cuando murió la abuela?” o “¿Recuerdas cuando el huracán nos golpeó y un árbol cayó sobre la casa?” “Todos nos mantuvimos unidos, y con la ayuda y el apoyo de nuestra familia y amigos, lo superamos.” Narrativas como estas proporcionan una base para la resiliencia y la esperanza.

8. Busque Ayuda Profesional

Hay momentos en que muchas de las medidas anteriores son insuficientes para calmar la ansiedad situacional. Puede ser que su hijo/a esté luchando con otros problemas de salud mental como la depresión, un trastorno de ansiedad o un trastorno del desarrollo que hace que sea muy difícil recuperarse. O puede ser que su hijo/a sea el tipo de niño/a que es naturalmente ansioso/a, propenso al mal humor o rígido en el pensamiento y que se “atora” emocionalmente o en ciertas formas de pensar.

En estos casos, la ayuda profesional es invaluable. Hable con su pediatra y pídale que lo refiera a un profesional de salud mental que pueda hacer una evaluación exhaustiva y que pueda sugerir un plan de tratamiento. Existen muchos tratamientos efectivos para la ansiedad, entre ellos la terapia cognitivo-conductual, otros tipos de psicoterapia individual, terapia familiar, terapia grupal y medicamentos.

La conclusión es esta: en algún momento u otro, todos enfrentamos situaciones difíciles en nuestras comunidades y en todo el mundo. Con atención cuidadosa y sensible a las preocupaciones específicas de nuestros hijos/as, podemos ayudar a aliviar sus ansiedades situacionales actuales y sentar una base importante que los ayude a enfrentar la ansiedad situacional en el futuro.

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Gene Beresin

Gene Beresin, Executive Director

Gene Beresin, MD, MA is executive director of The MGH Clay Center for Young Healthy Minds, and a staff child and adolescent psychiatrist at Massachusetts General Hospital. He is also...

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